Obesidad en México, problemática inminente que nos debe preocupar.
- Nicy Vargas
- 2 oct 2022
- 3 Min. de lectura

La obesidad (índice de masa corporal ≥ 30 kg/m2) es una enfermedad que no discrimina entre edad, sexo, nacionalidad ni clase social, y debido a su acelerado incremento, así como a los efectos negativos que ejerce sobre la salud de todos aquellos que la padecen, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha denominado la epidemia del siglo. Actualmente más de dos billones de personas en el mundo sufren de sobrepeso (índice de masa corporal ≥ 25 kg/m2), simbolizando aproximadamente el 30% del total de la población mundial, y las proyecciones futuras no son nada favorables, pues de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) hasta el año 2017 no había habido ningún progreso en la lucha para frenar las tasas de sobrepeso y obesidad al menos durante los últimos 15 años. Además, desde 1980, la prevalencia de la obesidad se ha duplicado en más de 70 países y ha aumentado de forma continua en la mayoría de los otros países. Pero… ¿cuál es el panorama en México?

Lamentablemente, nuestro país no se encuentra exento de padecer esta enfermedad, por lo contrario, ocupa el segundo lugar a nivel mundial de prevalencia de obesidad en población adulta (32.4%), sólo rebasado por Estados Unidos, quien ocupa el primer lugar de la lista (38.2%). En el caso de la población infantil, para el año 2021, se estimaba una prevalencia mayor al 37.3% del total de la población. Todas las cifras son sumamente alarmantes y no se puede dejar de lado el valor económico que esto representa, ya que solo para 2008, el tratamiento de estas enfermedades y las comorbilidades que pueden desencadenar representó un 33.2% del total del presupuesto destinado para salud pública, aumentando un 61% a lo destinado en el año 2000.
¿Qué desencadena la obesidad?

Esta enfermedad puede generarse debido a un sinfín de factores, aislados y/o acumulados, pues entre ellos podemos encontrar a la herencia genética, un estilo de vida sedentario, los hábitos individuales, así como los familiares o aquellos en los que el individuo se desarrolla, las características del entorno en las que se pueden incluir la cultura, economía, educación y globalización. A fin de cuentas, la causa principal es un desbalance energético entre las calorías que se ingieren y aquellas que se gastan. Es vital hacer hincapié en todas las consecuencias que trae consigo la obesidad, ya que existe una alta probabilidad de que a partir de esta surja con mayor facilidad alguna complicación o comorbilidad relacionada con el área cardiovascular, pulmonar, neurológica, psicológica, gastrointestinal, metabólica, dermatológica, genitourinaria, trastornos musculo esqueléticos y/o cáncer. ¿Qué acciones podemos tomar? Conforme al Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, existen estrategias y objetivos elaborados con base a las cifras porcentuales de la población afectada por esta problemática:

· Realizar actividad física. · Incrementar el consumo de agua. · Aumentar el consumo diario de alimentos como frutas, verduras, leguminosas, cereales de granos enteros y fibra. · Reducir el consumo de sodio. · Disminuir el consumo de azúcar, edulcorantes, grasas saturadas y grasas trans. · Tomar conciencia sobre las porciones recomendables al momento de la preparación de alimentos. · Alimentarnos de forma informada, decidiendo de forma objetiva con base a la información nutrimental de los alimentos comerciales a la hora de hacer las compras. Sin embargo, todo esto no va a ser posible sólo con la voluntad de la población mexicana, sino que parte de la responsabilidad y el compromiso es también del gobierno, específicamente del sector salud, pues es indispensable que se comunique, informe y eduque a todos los ciudadanos por igual sobre las consecuencias que esta enfermedad conlleva y de cómo se puede atacar, además de que es crucial la regulación, el monitoreo y la evaluación de las personas enfermas y de brindar continuidad a su tratamiento y evolución del padecimiento. Y, por último, pero no menos importante, es indispensable que se continúe con la investigación en esta área, que permita sustentar la toma de decisiones y contribuya a la implementación de nuevos y mejores tratamientos.
FUENTES: Caballero B. 2019. Humans against Obesity: Who Will Win? Adv Nutr. 1;10. Dávila-Torres J., González-Izquierdo J.J., Barrera-Cruz A. 2015. Panorama de la obesidad en México [Obesity in Mexico]. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 53(2):240-9. GBD. 2015. Obesity Collaborators Health effects of overweight and obesity in 195 countries over 25 years. N Engl J Med. 377(1):13–27. Rtveladze K., Marsh T., Barquera S., Sanchez Romero L.M., Levy D., Melendez G., Webber L., Kilpi F., McPherson K., Brown M. 2014. Obesity prevalence in Mexico: impact on health and economic burden. Public Health Nutr. 17(1):233-9. Secretaría de Salud. 2010. Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria: estrategia contra el sobrepeso y la obesidad. Pp. 12–13. México DF: Sub-Secretaría de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud. Shamah-Levy T., Cuevas-Nasu L., Gaona-Pineda E.B., Valenzuela-Bravo D.G., Méndez Gómez-Humarán I., Ávila-Arcos M.A. 2022. Childhood obesity in Mexico: Influencing factors and prevention strategies. Front Public Health. 18;10:949893.
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